No me negareis que ya solo con el titulo este post promete! Yo la verdad es que estoy ansioso de poder explicar como fue todo!
En Mozambique no se celebra la semana santa, tan solo el viernes santo es algo parecido a un “feriado voluntario”, quiero decir que algunos comercios cierran o trabajan solo hasta el medio día, pero otros, como los organismos oficiales por ejemplo, están abiertos. A mi, en plena planificación de las obras, me toco trabajar (y de lo lindo!) pero como lo de irse de vacaciones por estas fechas es ya como una tradición (y yo necesitaba desconectarme de la ciudad y el curro) le propuse a Ferran que, aprovechando que el tenia que irse a Inhambane, pasáramos el sábado por Quissico para dormir una noche allí.
Empieza la aventura!!
Así fue como salimos prontito de Maputo y tras unas 5 horas de coche (en este país uno aprende a relativizar el tiempo) llegamos a Quissico. Como yo ya conocía el norte de la isla nos dirigimos esta vez en dirección contraria, además por esa zona parecía haber un lodge donde queríamos hospedarnos. El lodge resulto ser un conjunto de casas privadas con unos sudafricanos muy poco amistosos a los que no les hizo mucha ilusión nuestra visita. Nos dijeron que hacia la playa veríamos un lugar donde dormir y allí nos dirigimos.
Al llegar el lugar estaba desierto, solo mar, arena y mato. Aunque ya lo había visto la otra vez que estuve allí, la vista del Índico rompiendo contra esa playa solitaria me seguía resultando fascinante. Decidimos explorar la zona y conocimos a un pescador que nos dijo que cerca hacia el norte había un sitio donde dormir (el problema es que en este país cerca puede significar cualquier cosa a partir de 15 minutos!!!) Ferran sufría por el coche y el equipaje y quería volver, yo me moría por explorar la zona… así que nos separamos.
La playa, dirección norte.
Efectivamente el famoso “cerca” resulto ser… no se… unos 45 minutos a pie por la playa bajo un sol abrasador, aunque tengo que reconocer que valió la pena. Al rato de salir me encontré con unas 100 personas del pueblo que estaban pasando el día recogiendo mejillones, hirviéndolos a pie de playa y comiendo con coco y batata dulce. Me resulta difícil explicar la cara con la que miraban al blanco que venia por la playa y les preguntaba si conocían un lodge que estaba “cerca”. Siempre respondían lo mismo: “Sigue al norte, esta muy cerca” (al menos pase del “cerca” al “muy cerca”!!). Los dejé atrás y por fin apareció el camino hacia el interior del que todos hablaban!! Tal y como lo cogí las cosas empezaron a resultarme extrañamente familiares… las plantas, el trazado… HABIA VUELTO AL LODGE ABANDONADO DE LA PRIMERA VEZ!!! No me lo podía creer… tenia la sensación que eso tenia que estar realmente lejos de donde dejamos el coche y me sonaba haber visto como una entrada de mar en medio la otra vez que estuve(ahora se que es un lago)!!! Me sentía como si ese lugar me estuviera llamando y estuviera destinado a conocerlo… muy extraño!!!
El sitio seguía vacío y con agua corriente, ideal para acampada libre. Así que retomé el camino de vuelta y volví a cruzarme con los aldeanos. Si la primera vez que me vieron fliparon ahora ya no entendían nada!! “De donde vienes? A donde vas?” Me preguntó alguno de ellos. Fue la excusa para hablar un rato y explicarle que hacia allí. A medida que pasaba y saludaba a la gente ellos me respondían ofreciéndome mejillones, coco y batata dulce, me deshice en agradecimientos, guardé algo para Ferran (también lo maldije por no haber venido y que ahora me sintiera forzado a volver cuando antes) y pedí mil perdones por no poder ofrecerles nada a cambio salvo la explicación de que hacia allí.
Gracias por todo!!
Deje a los mozambicanos atrás y tras caminar “un rato” pude recuperar a Ferran que dormía dentro del coche esperándome. Comimos algo y nos volvimos al pueblo para comprar algo de cena. La cosa fue rápida pues atardecía y queríamos disfrutar de la puesta de sol desde la isla. Nos pilló justo a medio camino, en el puente que comunica la isla con el continente. Una luz increíble y un entorno magnifico… así es fácil hacer buenas fotos.
Camino al pueblo, vista de toda la zona.
Foto por aqui...
...y foto por allà!!! como disfruté de todo esto!!
Volvimos a mi lodge mozambicano preferido, plantamos la tienda y cenamos las cuatro cosas que habíamos comprado: unas chamusas (como unas empanadillas de carne), fruta, galletas… en medio de todo esto cayó la noche pero extrañamente la oscuridad no se apoderó de nosotros: la luna más llena que he visto en mi vida se dispuso a hacernos compañía. Era increíble la cantidad de luz que nos envolvía, teníamos sombras perfectamente definidas!! Nos acercamos a la playa y disfrutamos del paisaje durante un buen rato. Más fotos, unos niños cazando cangrejos, el mar… un buen momento!
Ferran... sobretot que semblem naturals!!!
Cuando nos sentimos suficientemente cansados nos fuimos a la tienda para dormir hasta al día siguiente. Yo me desperté temprano, la luz del amanecer ayudó bastante a ello, así que aproveché para volver a la playa y disfrutar de las nuevas vistas. Aunque el sol haría como una hora que brillaba la experiencia valió la pena.
Bom dia Quissico!!
Ferran finalmente también se despertó. Fue el momento de tomarse un baño, correr un poco por la arena y aprovechar el agua corriente del lodge para quitarnos la sal. Recogimos y nos fuimos para el pueblo. De camino, de nuevo en el puente, el cielo nublado, la fina lluvia y el sol crearon una extraña combinación en la que instintivamente nos detuvimos para poder formar parte de ella, las barcas, las marcas de la lluvia sobre un mar de tranquilidad… parecía que la isla llorara nuestra partida.
...para el coche que esto se merece una foto!!!!
... o dos!!
Llegar al pueblo supuso poder reponer nuestras energías: bocadillos y miel llenaron unos estómagos que no habíamos cuidado del todo bien el día anterior (nota mental para cuando vuelva: llevar comida de verdad). Ahí nuestros caminos se separaron: Ferran siguió con el coche hacia Inhambane y yo de maxibombo de vuelta a Maputo. Me tocó sentarme enfrente de todo justo encima del eje de transmisiones por lo que las piernas me quedaban en alto y era difícil saber donde colocarlas. Al menos el conductor se portó y amenizó el viaje con una selección musical de lo más exquisito: reagge, rock de los 80, soul y éxitos mozambicanos que consiguieron en más de una ocasión provocarme algo más que una sincera sonrisa.
Tantas horas ahí delante dan para mucho!!
Un poco de relax durante el trayecto.
6 horas más tarde llegaba a Maputo con el culo cuadrado pero realmente contento de lo que habían dado de si apenas 36 horas de viaje. Esta claro que ahí voy a volver, las únicas preguntas serían cuando y con quien.
Pues lo antes posible y con quien se apunte, no??