21 de des. 2009

Empezando de nuevo.



Tras los cerca de 20.000 kilometros de la foto, esto se ha acabado.

Ya hace casi tres meses que volví de Ethiopia y, tras acabar de relatar los últimos kilómetros del viaje, una cabecera con “Rumbo al Norte” ha dejado de tener sentido en este blog. El viaje empieza a quedar atrás y curiosamente con él parecen acabar algunas de las cosas que motivaron su comienzo o lo han ido acompañando hasta su fin.

Hay muchas maneras de acabar y esta ha sido de las mejores posibles. Ni lágrimas ni pena, solo algún suspiro y una extraña sonrisa de satisfacción que algunos nunca lograrán entender. Una sonrisa que sabe que lo vivido ha sido mucho y muy grande pero que, como todo, tenía su propia fecha de caducidad. Cuesta asumir el final de las cosas buenas, quizás por eso solemos exprimirlas hasta que no dan más de sí. Aquí en cambio, parece que se hayan enterrado a tiempo para dejar que germinen y sean el inicio de lo que queda por venir.

Y ahí estamos! En una especie de pasillo llamado Barcelona entre la puerta de atrás y la que empieza a intuirse delante. El blog continuará, está claro, pero durante este periodo transitorio es probable que se relaje un poco, así que tendréis que ser algo pacientes. Ya irán pasando las cosas a su tiempo.

Y a la espera del futuro, no quería empezar esta nueva etapa en el blog sin agradecer a toda la gente que me ha estado siguiendo durante este tiempo. A los amigos y familiares que se preocuparon por mí cuando no actualizaba y a los conocidos que me curiosean a intervalos regulares. A las visitas exóticas desde Nepal, Australia, las que siguen desde Maputo o les queda poco en Kenya. Pero sobretodo, a TODOS aquellos que se encontraron este blog por diversas casualidades y decidieron quedarse. Entre ellos el mejicano que googleódiferencia entre robo y asalto” y no contento con eso, propagó mis líneas por media América Latina colaborando a que actualmente casi el 50% de las visitas provengan de ese continente.


Mapa con las visitas del blog.

Yo mientras aquí sigo, terminando algunas cosas para poder empezar otras. Hasta la próxima!

17 de des. 2009

Contenido adicional.

Buenas de nuevo!

Aprovechando que desde España la conexión es bastante más rápida que todos los sitios que he estado visitando últimamente os adjunto unos cuantos vídeos que no pude colgar en su debido momento (los del ecuador necesitaron de una ración extra de paciencia en Kampala!).



Grupo de niños cantando el himno de Mozambique en Ilha. "Milhões de braços, uma só força... oh pátria amada, vamos vencer!"
El himno de Mozambique tras su independencia era el mismo que el del Frelimo (el partido que gobernaba). No fue hasta el 2002, 8 años después del fin de la guerra civil, que no se dignaron a cambiarlo por uno que representara a todo el país.


Partida de Bao. Este juego es bastante popular en Malawi y Tanzania. A mi me enganchó bastante porque resultaba el perfecto pasatiempo para conocer gente y mantener la mente despierta (para ser un buen jugador es esencial sumar con agilidad y tener visión de juego). Los jugadores del vídeo son bastante expertos y si os fijáis empiezan su turno sin esperar a que el otro finalice (debido a que ya sabe como acaba su movimiento). Conmigo necesitaban algo de paciencia (por suerte de eso van sobrados) pero al cabo de unas semanas (y un par de buenos profesores) le cogí el tranquillo al tema y empecé a ganar algunas partidas (aunque predominaron las palizas clamorosas!).


Canciones en el Hospital Rural de Atupele (Malawi). En el blog ya os enseñé que hicieron una obra de teatro que hablaba sobre las buenas prácticas higiénicas para prevenir el cólera. Aquí la cosa ya va más del rollo tradicional con canciones que también tratan estos temas.


Vista general de Loiyangalani. Por si no quedó claro en su momento: de lo mejor del viaje! Cada día veo más claro que tarde o temprano volveré a visitarlo.


Mascando chat en un local de Addis Ababa. Esta planta, ilegal en algunos países, se masca frecuentemente en Kenya, Etiopia, Somalia y países cercanos (lo que no llegué a entender es porque en Kenya mascan el tallo y en Etiopia las hojas). Contiene un pequeño estimulante y mi primera vez me ocasionó una noche de insomnio planificando la gestión de la prevención, calidad y medio ambiente de una obra que aún no ha empezado (...). Por suerte cuando te acostumbras se hace más llevadero. Últimamente se ha hecho famoso porque los "piratas" de Somalia lo mascan de manera compulsiva.


De los días más divertidos del viaje!!! No sé si fuera de contexto esto se va a apreciar...
Conocí a este grupo de jóvenes en Turmi, mientras descansaba de mi largo viaje transfronterizo, y me invitaron a una especie de habitación donde alguno de ellos dormía. Todos eran estudiantes en vacaciones (rondaba el año nuevo etíope) y tenían ganas de pasárselo bien a base de cervezas y canutos. La noche fue un constante de comentarios bizarros soltados por el chico del vídeo a los que se unían las frases filosóficas del amigo a su derecha.


11 de des. 2009

No more rice!

Mi primera comida en Etiopía fue en Yabelo, un pequeño pueblo cercano a la frontera con Kenya que solo tiene autobuses hacia Jinka los domingos.

Era miércoles.

Me encontraba en pleno viaje atravesando el infierno y mi experiencia etiope se limitaba al cruce por la frontera en Moyale, 4 horas de autobús barato y el pequeño (y único) hotel de Yabelo donde me alojaba. Tras tres días malcomiendo y dos noches viajando el HAMBRE que tenía precisaba de escribirse en mayúsculas para entenderse, así que una vez aceptada la habitación me dirigí al restaurante del establecimiento donde el único que sabia algo de inglés era el hijo de los dueños, de 12 años. Mediante el símbolo internacional de “comida” (mano derecha con las puntas de los dedos tocándose y señalando tu boca) entendieron que quería comer. Un “what?” forzado de acento preguntaba acerca de mis preferencias y mi encogida de hombros con las manos haciendo círculos demostró que me daba exactamente lo mismo.

Tras casi dos años en África ya me había adaptado a las limitaciones de su cocina. La mayoría de días mi dieta se basaba en cantidades abundantes de insaboro arroz o xima (ugali en los países de habla swahili y que consiste en una especie de puré de maíz) acompañado por algún trozo de pollo o ternera con corte africano (es decir, por cualquier lado) donde no era extraño acabar con mas hueso que chicha. Con suerte se acompañan de algunas salsas a partir del caldo de la carne o de verduras y en las zonas cercanas a la costa, gracias a la influencia árabe, cocinan el arroz con especias, conocido como pilau y que ya tenía asumido que era lo mejor que podía encontrarme.

Tras una breve espera, y una cerveza fría que me supo a gloria, me trajeron algo totalmente diferente: en una gran bandeja se extendía una especie de crep llamado injera sobre el que se presentaban diferentes porciones de comida variada (puré de garbanzos, carne con cebolla, patatas con especias...). No fue una gran sorpresa porque en Uganda fui a un restaurante etíope y ya había visto algo similar, pero fue entonces cuando me di cuenta de algo maravilloso: En Etiopía no hay arroz.

Un par de lágrimas recorrieron mi cara ante tal pensamiento.

Si recordáis la entrada de “tribalistas”, en el mapa del reparto africano, Etiopía permaneció como país independiente ajeno al proceso colonial. Esto se debió, entre otras razones, a que la excusa de “evangelación” utilizada por las potencias europeas aquí no tenía sentido pues ya en el siglo IV el cristianismo era la principal religión de los pueblos entonces existentes (para que os hagáis una idea los visigodos adoptaron el cristianismo a finales del siglo VI). Si añadimos a esto que el país, sobretodo el norte, es un sinfín de montañas que dificulta una invasión desde el exterior se entiende que el país desarrollara su propia cultura reflejada ya no en su peculiar gastronomía sino en el resto de aspectos de la vida diaria.

Cuadros con imágenes cristianas en Mercator, Addis Ababa. A diferencia del supermercado de la fe que había observado hasta entonces en el resto de África, la religión se percibe como algo mucho más interiorizado en la población.

Detalle de una de las iglesias de piedra monolíticas en Lalibela. Fueron excavadas directamente de la roca alrededor del sigo XIII (en Europa acababa el arte románico) y constituyen uno de los centros de peregrinación cristianos del país.

Unos monjes conversan durante una ceremonia cristiana en Lalibela. La ciudad tiene mas de 300 monjes y sacerdotes.

Transcurso de la ceremonia. Se pasan unas 2 horas cantando y tocando panderetas y tambores (al menos puedes participar y se hace entretenido). Al final sale el sacerdote, lee un par de pasajes de la Biblía, tocan otra hora y se van para casa.

Monje ortodoxo en el interior de una de las iglesias de Tigray, excavadas en forma de cuevas en las montañas. Data del siglo XII y muestra la larga tradición crisitiana existente en el país.

Así, por ejemplo, existe una ceremonia específica para servir el café o la tradición de llenar el suelo con hierbas en las principales festividades. También disponen de un calendario propio (yo viví la entrada al año 2002 el 11 de septiembre) y los días empiezan a las 6 de la mañana (bueno, esto esta heredado de los musulmanes). Vestidos, peinados, bailes, lengua, escritura, religión... la lista afortunadamente no tiene fin y en su conjunto hacen que Etiopía sea algo único, en el que la experiencia que puedas tener de otros lugares solo te ayuda a identificar las influencias indias, africanas, árabes o cristianas que la conforman.

No me negareis que semejante ensalada de frutas es apetecible, verdad?

Danza de niños etiopes en Jinka. Era no-se-que-fiesta y la tradición mandaba que los niños (solo los hombres) bailaran en todas las casas esperando una pequeña propina al final.


El día de año nuevo se repite la tradición pero esta vez son solo las niñas las que bailan.



Tras tanto cristianismo, el este del país tiene una clara influencia árabe. Mercado de Harar

Muestra de integración de la cultura occidental a la cultura local.


Me pasé dos dias perdiendome en las calles de Harar y es que, al igual que Zanzibar, el lugar esta lleno de pequeños momentos.

19 de nov. 2009

Los costes del turismo.


Por pura lógica geográfica no es de extrañar que el sur de Etiopía sea bastante parecido al norte de Kenya: árido, malas carreteras y tribus acojonantes.


Realmente la zona promete experiencias fuertes...

A las diferencias culturales que caracterizan cada una de estas tribus se le ha añadido en los últimos años una nueva: a las tribus keniatas van a verlas pocos turistas con tiempo y las etíopes están incluidas en el pack básico de cualquier agencia de viajes occidental. Con esto no quiero insinuar que las tribus keniatas son vírgenes. De vez en cuando te piden tímidamente dinero por una foto y intentaron timarme cuando quise alquilar una barca de vela (150€ por un día... aún me río!!). Pero todo esto se queda pequeño comparándolo con la perversión que presencié en Etiopía.

No se si se refleja en las entradas que he escrito hasta ahora, pero mi actitud durante el contacto con tribus locales ha sido un poco “safari”: llegar haciendo el menor ruido posible, mirar, interactuar (si es posible) y irse en silencio intentando dejar las cosas como estaban. No hace falta que nadie te diga si estas, por ejemplo, en el Serengueti que esta prohibido dar de comer a los animales. Sabes que si se generalizara ese comportamiento los depredadores acabarían pensando “que cace tu tía” y optarían por posar pacientemente enfrente de los coches esperando un filete de carne roja. Algunos turistas despistados estarían encantados con semejante actitud, “así los tengo todos juntos en una misma foto” llegarían a pensar, pero supongo (espero) que la mayoría se darían cuenta que esa actitud no es natural, que aquello que presencian sus ojos esta pervertido, que se parece más a un zoo que a un espacio virgen.

Ese sentimiento fue el que tuve cuando visité el sur de Etiopía. Reconozco que llegué a la zona en el peor momento: agosto. Tras 6 meses sin ver casi a ningún blanco, los alrededores de Jinka me parecieron Benidorm, con ordas de turistas, en su mayoría españoles, que ya sea con viajes organizados o en pequeños grupos recorrían la zona en busca de la “tribu perdida”. Mi exploración particular la realicé junto a dos francesas y su guía con las que alquilé un todoterreno para visitar una aldea Mursi y el poblado de Turmi.

En ambos casos (aunque sobretodo con los Mursis) el guión fue el mismo. A la que haces acto de presencia en la zona los locales te asaltan al grito de “One photo, two birr” (2 birr equivalen a unos 12 céntimos de euro) y cualquier interacción más allá de eso es muy difícil, de hecho con los Mursis pasa a totalmente imposible, se pierden las formas, las distancias y acabas viéndote literalmente arroyado por sus exigencias.

Llegada de un grupo de españoles al poblado Mursi. Ya veis como esperan a que salgan de sus coches y que empiece el espectáculo.

Mercado de Turmi. Entre otras cosas, también se comercian los derechos de imagen.

En cambio la mayoría de turistas se adaptaron bien a las expectativas de los locales, y su llegada se caracterizaba por sesiones en plan foto-matón haciendo fotos de grupo, solos, acompañados de un, dos, tres, cuatro locales, mujeres, niños, hombres guerreros y abuelas con sus nietos, todas con su previo pago de los 2 birr de rigor. Lo curioso es que hablando con ellos posteriormente la mayoría reconocía no haber disfrutado de la experiencia, que se habían sentido frustrados o agobiados, pero claro... después de un viaje tan largo, y caro, si ese era el peaje para poder hacer SUS fotos, que otra cosa podían hacer?

Mujer Mursi. Foto sacada de http://www.leischner.at/afrika/

“No hacer fotos, supongo” fue mi respuesta. Esta claro que es imposible evitar que hagamos turismo en estas zonas, pero la falta de organización ha convertido el lugar en un mar de piratas solitarios, cada uno intentando hacer el negocio de su vida a tu costa. Los hoteles y restaurantes de la zona te doblan precios de forma encubierta, en los pueblos todo el mundo es guía local a precios dispares, los conductores de todoterrenos extorsionan a los turistas con cargos adicionales a medio viaje y solo los locales más vistosos consiguen dinero a cambio de nuestras fotos. Con un poco de suerte si se les muestra que no pueden ganarse la vida extorsionando directamente al turista intenten organizar unas tasas de entrada, para fotografías, lista de precios para asistir a diversos actos y que, sobretodo, sea transparente gestionándose el dinero a nivel local para el beneficio de toda la comunidad.

"Bailarina" Hamer junto a dos amigos.

La chica de arriba danzando en un espectáculo. A mi me prohibieron el acceso (porque no había pagado), pero el chico de la camiseta amarilla se ofreció a hacerme algunos vídeos. Al verlos y compararlos con otras danzas africanas parecidas que había visto con los Turkana, pregunté a la chica si eso era un baile normal. "No, nos juntamos los mas jóvenes y hacemos unos saltos cuando los turistas nos pagan.".

La influencia del turismo en esta zona va mucho mas allá de lo que en principio parece. “No hay doctores suficientes en Etiopía” me comentaba un turista con cara triste cuando reflexionábamos sobres las condiciones sanitarias del país. Con el tiempo descubrí que no es del todo cierto: cierto personal sanitario ha optado por no ejercer. Conocí a dos médicos que habían estudiado en Cuba (Etiopía fue una republica socialista del 1974 al 1991) pero que al aprender español optaron por hacerse guías turísticos para los españoles, que como todo el mundo sabe no tenemos ni papa de inglés. También me cruce con un joven estudiante de enfermería que no quería dedicarse profesionalmente al acabar los estudios (que le había subvencionado una familia europea) porque como ya sabía inglés, el trabajo de guía local le reportaba más beneficios (y menos responsabilidades). Evidentemente las opciones personales de cada uno de ellos me parecen muy respetables, pero a nivel general se evidencia que algo falla.

Esto de los estudios subvencionados por familias occidentales esta bastante extendido en el país. Otro desastre. Al ser los acuerdos entre particulares, el control de la familia a lo que hace realmente el estudiante es mínimo. Un chico que había pedido un pago extra para ayudar a unos compañeros heridos en un accidente en la escuela me rogaba que le tradujera una carta de disculpa al español porque su familia había descubierto que realmente era para asistir a una fiesta estudiantil. Es fácil identificar a los estudiantes con familias mecenas: llevan mejor ropa y beben cerveza.

En un bar local bebiendo Honey Wine (vino con miel, aunque ni sea realmente un vino y no lleve nada de miel...).

Estuve 6 días en el sur. Los dos contactos que tuve con los Mursis y los Hamer fueron suficiente contradictorios como para decidir que aunque la experiencia había valido la pena no quería continuar participando en ese juego. No quería ver al tio de Madrid que alardeaba de todos los “amigos” que hacia al sacar billetes de 100. No quería ver a la joven Hamer que se pasó un día entero siguiéndome por el pueblo para que le hiciera unas fotos (y pagara evidentemente por ellas). No quería ver como cada día al comer me intentaban cobrar un poco más que el anterior. No quería ver a los ricos de Addis Ababa jugando a ser occidentales. Podría haber sido lo mejor del viaje y las razones por las que no lo fue lo convirtieron en lo más triste.

Mujer Hamer preparando café. Las cicatrices de su espalda obedecen a la costumbre de flagelar a las mujeres en las ceremonias de apareamiento para que demuestren que son fuertes y merecen ser casadas.


Una triste constante en las tribus africanas es ver el machismo existente. Una tarde durante 2 horas cientos de mujeres cargaron sacos de trigo molido desde el molino de Turmi a sus respectivas aldeas. Los hombres se lo miran a cierta distancia.

19 d’oct. 2009

El infierno.

A unos 70 km al nordeste de Nairobi se encuentra la reserva de Hell’s Gate, uno de los pocos parques naturales que puedes visitar sin la necesidad de coche. El acceso se realiza por la ciudad de Naivasha, que recibe su nombre del lago que se encuentra en las cercanías. En sus orillas se encuentran la mayoría de campings y hoteles en los que se alojan los correspondientes turistas desde los cuales las vistas de aguas tranquilas y extensos bosques hacen difícil de creer que a pocos kilómetros se encuentra esta supuesta “puerta al infierno”.

La mejor manera de visitar el parque sin ninguna duda es en bicicleta. Desde su entrada hasta la zona de picnic son apenas 40 minutos en los que te cruzas con manadas de cebras y búfalos bajo un paisaje que inesperadamente se vuelve seco con rapidez y rodeado de escarpados muros de piedra. Una vez en la zona central del parque existen excursiones organizadas al “infierno”, una serie de gargantas excavadas por el agua en la roca con diversas fuentes de agua caliente. Son habituales durante el camino pequeñas columnas de humo debido a la temperatura de esta que motivaron con el tiempo un nombre tan diabólico al lugar.

Diversas vistas de Hell's Gate. A algunos amigos tendrían que resultarle familiares las ultimas dos fotos...

Como podéis ver en las fotos, el sitio tampoco es tan infernal y de hecho a mi me recordó a una de las veces en las que me he sentido mas cerca del cielo. Personalmente creo que el parque se merecería un cambio de nombre, sobretodo porque Kenya tiene una verdadera puerta al infierno: Isiolo.

En la carretera que conduce desde Nairobi a la frontera etíope Isiolo es el lugar donde se acaba el tramo asfaltado. Más allá se extiende un desierto de piedra de unos 600 km que yo no tenía mas remedio que cruzar para acceder a Ethiopia por tierra. La alegría de la carrera de camellos me duro hasta el siguiente lunes, cuando empezó mi particular odisea. Ese día empezó con 9 horas de mini bus hasta Isiolo. Allí los locales me informaron que no había autobuses hasta la frontera (la opción de volver a Nairobi se me presentaba poco apetecible) y que la alternativa era apuntarse a algunos de los camiones que hacen la ruta para abastecer las ciudades del norte. Como la experiencia de Loyangalani no me había parecido especialmente dura decidí unirme al grupo de locales que esperaban al siguiente camión.

Resulta que estos camiones vienen de Nairobi y entran al desierto por la noche, ya que la temperatura hace el viaje mas seguro. De esta forma, el mismo lunes a eso de las 9 de la noche llega el camión de turno y nos subimos todos en plan rebaño. La noche fue horrible. El camión transportaba ladrillos de hormigón que se clavaron en todos y cada uno de los huesos con los que hacia contacto (fue el primer síntoma que había adelgazado bastante desde que salí de Maputo) y la imposibilidad de estirar las piernas (el espacio era limitado) provocó un dolor muscular acentuado. Es fácil deducir que no pegue ojo.

Llegando a Marsabit (y al límite de mi resistencia).

Llegamos a Marsabit a media mañana del martes donde otro camión en algún momento del día partía hacia la frontera. Esta indefinición, típicamente africana, llevo a que estuviera todo el día en un bar cercano a la gasolinera del pueblo a base de Coca-Colas combatiendo el sueño para evitar perder el transporte. Finalmente a eso de las 4 de la tarde aparece el camión. Había mucha mas gente que el día anterior que quería subirse y entre empujones y gritos conseguí hacerme un sitio donde dejé la mochila y me senté encima (mi culo me lo agradeció). Tras unos 30 minutos en colocarnos (evidentemente ahí nadie metía orden) empezamos a esperar para partir. Arranca el camión otra media hora después para recorrer unos 200 metros, parar y decirnos el conductor que tenemos que bajarnos todos pues hay que cargar unas 30 cajas de refrescos. El proceso de bajar, cargar las cajas, volver a subir, colocarnos y arrancar el camión demoró cosa de otra hora, total para hacer otros 200 metros y decirnos el conductor que ahora había que cargar las ruedas de recambio del camión. Ahí empezó el punto de inflexión que decidiría posteriormente el fin de esta aventura. Las siguientes dos horas solo había una pregunta en mi cabeza:

“¿QUE COÑO COSTABA CARGAR LAS JODIDAS CAJAS Y LA MIERDA DE RUEDAS ANTES DE QUE TODOS SUBIÉRAMOS?”

Al cabo de ese tiempo la pregunta cambió a la siguiente:

“¿CÓMO SE DIRÁ EN SWAHILI “LLEVAS DOS HORAS CLAVÁNDOME EL PUTO CODO EN EL OJO Y PESE A TODAS LAS INDICACIONES QUE TE HE DADO SIGUES PASANDO DEL TEMA”?”

Evidentemente las cajas y las ruedas habían limitado el espacio disponible y cualquier centímetro libre era un preciado tesoro. Con todo el tiempo perdido, volvíamos a viajar de noche, tenia hambre, era imposible dormir y ni tan siquiera podía moverme. No se como de cerca estuve, pero la posibilidad de mandar todo el camión a la mierda, bajarme y dormir en el margen de la carretera fue algo que me planteé diversas veces.

Interior del camión hacia Moyale (frontera etíope). En la parte izquierda de la foto de abajo se aprecia el famoso codo.

Las cosas mejoraron algo y llegamos a la frontera hacia las 3 de la madrugada. Aunque costó encontrar un hotel a esa hora finalmente conseguí dormir sobre blando algunas horas y prepararme para cruzar la frontera al día siguiente.

Los cruces de frontera creo que son lo peor de cuando viajas. Para empezar tienes que cambiar el dinero que tienes y eso ya supone una dura negociación con el chico de turno. Los trámites fronterizos son diferentes en cada sitio, así que no hay experiencia que te valga si eres nuevo en ese lugar, vamos, que eres un pardillo. Cuando entras al nuevo país te enfrentas a una nueva lengua (que no conoces) y unos precios que no sabes si son caros o baratos. Si encima no vas a la capital del país (único autobús que cualquier local te puede indicar sin muchos problemas), conseguir información sobre cualquier trayecto es un proceso de sucesivas consultas escogiendo una opción con los dedos cruzados.

En mi caso me dirigía a Jinka, en el valle del Omo. Según los mapas existe una carretera desde la frontera que llega por un camino bastante directo pero yo fui incapaz de encontrar el autobús que hiciera el trayecto (puede que no existiera), así que tuve que subir hasta Hawassa (2 días) para luego bajar de nuevo por otro valle hasta Jinka (2 días mas). Justo al llegar a Jinka conocí a dos francesas que me propusieron compartir un coche de alquiler. Tras 6 días de transportes mi cuerpo pedía descanso a gritos pero era mi única opción para poder ver las tribus que existen por los alrededores así que el domingo fue otra larga jornada (esta en 4x4) para conocer a los Mursis y el lunes finalmente viajar hasta Turmi para asistir a un mercado Hammer.

Yo en Arba Minch. Se puede observar mi falta evidente de peso (ahí llevaba 5 días de transportes) y el hecho, sorprendente por otra parte, que en Ethiopia juegan a futbolín (3 bolas cuestan 6 céntimos de euro!).

Mercado de Jinka. Para acabarlo de arreglar, ese día diluvió...

Huelga decir que el noveno día de todo esto (martes) simplemente no hice nada.

9 d’oct. 2009

No tan tarde...

Curioseando una guía en Malawi descubrí que en el norte de Kenya, a principios de agosto, se celebraba una carrera internacional de camellos, Aún faltaban 4 meses para eso, pero era la excusa perfecta para plantearme el viaje sin prisas, que era precisamente lo que pretendía.

La suerte quiso que en Nairobi conociera a David, una especie de Jesucristo Superstar de Vallecas, que tras estar viajando varios años por la zona ahora trabajaba de guía turístico. (y ha salido en "Españoles por el Mundo", podeis verlo aqui) Conocía a los organizadores de la competición y me escribió una especie de “carta de recomendación” para cuando llegara a Maralal, el pueblo donde se realizaba la competición.

La verdad es que el evento me desilusiono un poco... quizás llevaba esperándolo desde hacia demasiado tiempo y le había puesto unas expectativas demasiado altas. Ya viajando por Kenya estuve preguntando y me di cuenta que en el propio país no era un acontecimiento especialmente famoso (por no decir nada). Una vez en Maralal vi que el lodge que organizaba la carrera se encuentra a unos 4 Km. del pueblo y es allí donde se concentran todas las actividades. De esta manera cumplir con el slogan que había establecido la organización (algo así como “Por la promoción del turismo en Maralal”) se hacia difícil pues la mayoría de los extranjeros que asistieron a la carrera, casi todos expatriados que trabajan en Kenya, se quedaron en el lodge de la organización y su presencia en el pueblo fue mas bien escasa.

En cualquier caso la carta de David resulto efectiva y el día anterior a la carrera, a la hora de escoger camello (evidentemente tuve que alquilar uno) me ofrecieron uno bastante bueno, aunque con un nombre poco prometedor: Mártir.

El equipo al completo: De mas a menos importantes tenemos a Martir, el camello, Kenneth, el paje de Mártir que me ayudaba desde tierra a manejarlo y yo.

El sábado a las 9 en la línea de salida para la carrera amateur estábamos un buen grupo de blancos y dos locales. El principio fue un poco desastre y Mártir se resistía a coger un buen ritmo por mucho que yo y Kenneth insistiéramos. Al rato descubrí que los azotes al culo de Mártir eran poco efectivos y que en cambio cantarle parecía gustarle, así que ya me veis susurrándole al camello: tse, tse, tse...!!!

La salida amateur.

Comenzamos a avanzar posiciones y a media carrera iba sexto. La batalla por el quinto puesto fue reñida, yo empezaba a quedarme sin voz y Mártir dio algún problema. Tras ello el cuarto se veia a lo lejos pero poco a poco le ganaba terreno. Lo alcance a unos 100 metros de la meta... y justo entonces Mártir decidió tomarse un descanso!! Por suerte el otro camello tambien se paró y Kenneth y yo fuimos mas convincentes y conseguimos cruzar la linea de llegada en cuarta posición.

Curiosamente los dos locales habian acabado 1º y 2º y solo un inglés me habia precedido. Por la tarde empezaron a circular rumores diciendo que los locales no eran amateurs (de hecho terminaron la carrera unos 7 minutos antes que el ingles y yo) y que quizás serian descalificados. De hecho uno de ellos participó al día siguiente en la carrera reservada a profesionales, delatándose así y siendo descalificado por la organización. El otro tubo mas vista y se quedó en tierra esperando su premio.

Preparandose para la carrera profesional.

Salida de la carrera profesional...


...y llegada. Yo hice unos 10 km en 50 minutos, los profesionales 40 km en 3 hora y media.

El caso es que acabé siendo 3º y participé en la ceremonia de entrega de premios (típico evento africano con políticos y jefes varios que pronuncian discursos sin fin amenizado con danzas tradicionales) recibiendo mi trofeo en manos del mismísimo ministro de turismo junto con un sobre que contenia... 170 €!! Me gasté todo lo que pude en el pueblo (tras 10 dias alli habia conocido alguna gente) y al dia siguiente me fui hacia Etiopía... un infierno de viaje que evidentemente no toca aquí abordar.

El inglés y yo con nuestros pajes, los diplomas y trofeos (estos últimos tuvimos que devolverlos al final de la ceromonia ya que los utilizan cada año. De hecho en el mio ponia: "Maraton 2003, 2ª posición"). Después de tanto tiempo quejandome de que llegaba tarde a los sitios supongo que le he puesto algo de remedio al asunto...

Detalle de unas mujeres turkanas durante la ceremonia de entrega de premios.

Alrededor del lodge que organizaba la carrera se montó una especia de "aldea tradicional temporal" para que los turistas pudieran conocer las tribus de la zona. Aqui un grupo de mujeres turkana cantando.

Típico baile de esta zona de África. Como el de la boda turkana a la que asistí en Loyangalani se divide en dos fases: esta primera seria la fase "baile de patata" todos unidos por las manos en plan comunidad.

La segunda fase seria "corre que te pillo", uno o dos hombres se dedican a perseguir y cortejar a todas las mujeres que osan situarse en el centro.


Curiosidades: Ya en Madrid, le estaba explicando a Javi esta aventura de camellos. Apenas un par de horas mas tarde, en una liberia, le dije: "¿Te acuerdas del colega keniata del español que me hizo la carta de recomendación? ¡¡¡¡Pues sale en la contraportada de este libro de fotagrafia!!!!")

Bueno, la historia continuará (Ethioooooooopia!!!!!), pero eso será otro día. Nos leemos!




27 de set. 2009

Nesanete yeleme Ethiopia wusete!!


No hay libertad en Ethiopia!!

Supongo que cuando el gobierno etíope decidió censurar los blogs pretendía evitar manifestaciones de opinión como la que aquí expreso. Como a los etíopes solo les faltaba que a la pobreza evidente económica que sufre el país se le uniera una pobreza de libertades, yo en solidaridad me salto la censura y manifiesto en este pequeño espacio lo que a ellos se les impide decir.

Lo de la censura en los blogs lo conocía de países como China (bueno, de ahí lo sabe todo el mundo) o Myanmar (Birmania)... pero eso son, son... Myanmar esta claro: una dictadura comunista, o lo de China la comunidad internacional aun no se ha puesto de acuerdo para ponerle un nuevo nombre que la defina (y yo me niego a llamarlos comunistas). Pero es que la República Federal de Etiopía es una democracia (por muy africana que sea)!!!

Me estuve leyendo la constitución del país (me podría haber leído el Quijote dos veces con todas las horas que me pase dentro de buses y camiones) y dice bien claro que hay libertad de expresión, eso si, con las limitaciones que establezca la ley... pero es que la ley la limita por todas partes!!! Supongo que entre lo difícil que es acceder a internet en Etiopía y la velocidad de ganso borracho que tienen las conexiones, poca gente conoce de estas limitaciones electrónicas. De hecho yo tarde en saber que los problemas de acceso al blog no eran de conexión sino de expresión.

Como curiosidad, sobretodo para la sección catalana que sigue el blog, comentaros que la constitución etíope reconoce el derecho de autodeterminación de los distintos estados federados que la componen (cuando se escindió Eritrea se montó una guerra para decidir la frontera, pero eso seria otra historia). Con la facilidad que tenemos los catalanes de fijarnos solo en lo que nos interesa me parece sorprendente que ningún político haya mencionado a Etiopía en algún discurso y que no tengamos al país dentro de nuestros referentes ideológicos donde ya están Irlanda del Norte, Quebec, Escocia, Palestina o las Repúblicas Checa y de Eslovaquia.


Yo, en plan rebelde.

En todo caso, sirva esta pequeña entrada para decir que tras el parón veraniego (empieza a ser una tradición en este blog), hyban ha vuelto a la blogesfera y que Etiopía dio para pensar en muchas cosas, así que, cerraremos Kenya en breve y nos adentraremos en este peculiar país, diferente, y mucho, a todo lo vivido hasta ahora.

Hasta pronto!

7 d’ag. 2009

...y entonces llegué a Africa.

Cuando para llegar a un sitio te pasas tres días buscando un transporte, este resulta ser un camión de mercancías en el que te pasas 15 horas para recorrer la en teoría modesta distancia de 240 km rodeado de sacos de harina y azúcar y briks de leche, significa que vas a un lugar bastante remoto.
Entre Maralal y Loiyangalani. El camino es tan malo que en las subidas el camión no podía con su alma y los pasajeros teníamos que hacerlas a pie.
Lo divertido de ver a las mujeres Samburu es que con esas capas parecen superheroes! En la foto un grupo de ellas de compras en South Horr. Un anticipo de lo que aun tenia por ver...
Como ya dije en el post anterior, el norte de Kenya no es precisamente el lugar mas seguro del mundo... Aquí un grupo de militares que nos cruzamos mientras patrullaban la zona en plan "Comando".
Sin querer desmerecer los lugares que he visitado hasta ahora, reconozco que ninguno de ellos se encuadraba en esa difusa imagen de África que tenia antes de llegar a este continente. Uno se imaginaba una África amarilla y por las fotos habréis visto que abunda el verde (también es cierto que yo he viajado en temporada de lluvias). Piensas en el desierto, las tribus, y aunque vives algún esbozo de todo eso (Serengueti, Moroto, Maralal...) nunca te sientes dentro de un documental de la 2.
Si encontrarse una mujer así por la calle ya tiene su que...
...que se siente detrás tuyo en el bus ya es la hostia!!!
Y entonces llegue a Loiyangalani... Si Zanzibar se podría definir como "bonito que te cagas", Loiyangalani es "brutal hasta la muerte". Es de verdad, lo tocas y tiene forma, te rodea mientras caminas por el y aunque cierres los ojos sabes que sigues allí. Es todo lo que puedo deciros, pienso otras cosas y ninguna se acerca a lo que allí sentí. Espero que las fotos hagan algo de justicia!
A excepción de la calle principal que tiene alguna construcción en bloque de hormigón, la mayoría de Loiyangalani es como la imagen.
A parte de bastante calor, me llamó la atención el fuerte viento que siempre hacia. De hecho conocí a unos ingenieros europeos que planean construir en la zona el mayor parque eólico del mundo en cuanto al numero de turbinas. Ahí es nada...
Las Hot Springs. Es un manantial de agua caliente de origen volcánico que yace a un lado del pueblo que permite su existencia y explica porque yo me duche tan a menudo: AGUA CALIENTE!! No me duchaba con agua caliente desde, desde... ni me acuerdo!!
Niña Turkana. Me sorprendió ver en alguien tan pequeño ya todos los símbolos que identifican a su tribu.
Mas niños, esta vez en el "Five Views", un lugar algo elevado donde se puede contemplar todo el pueblo (y hacer unas fotos brutalessssssssss!!!!!!!)
Joven Turkana. No tengo palabras para decir lo que siento cada vez que veo esta foto...
Tuve la suerte de poder asistir a una boda Turkana que se realizaba a unos 2 km del pueblo. Aunque hacer fotos allí costaba un dinero que yo no iba a pagar algunos de los asistentes me pidieron una foto. Aquí los tenéis con sus mejores galas. Respecto a la boda, explicarlo todo es complicado... un resumen seria: matan a una vaca, se beben la sangre y se ponen todos los jóvenes en circulo a saltar mientras cantan. Si queréis mas detalles me preguntáis la próxima vez que nos veamos, ok?
Acaba la boda y todos para casa!
Yo en medio del desierto a medio camino entre Loiyangalani y una aldea de la tribu de El-molo. Podéis ver el bastón Samburu que me autoregalé por mi cumpleaños.
Son 8 km entre las dos poblaciones (unas dos horas). Yo los hice sin quejarme bajo un sol de justicia ya que mi guía iba con muletas!
Población de El-molo. Es como un Loiyangalani en pequeño. Aquí los locales beben directamente del lago (que es un agua algo salada), lo que les ha provocado bastantes problemas de salud.
La mujer de uno de los jefe de la tribu (hay cuatro en total, uno por casta). Mata el rato haciendo los famosos y coloridos collares típicos del país. Primera curiosidad: Esta zona es también conocida como "la cuna de la humanidad" ya que los restos humanos mas antiguos se han encontrado aquí. Pese a que estos se encuentran en el museo de Nairobi (visita totalmente obligada), la cooperación italiana creyó conveniente construir un mini museo de unos 15 m2 con alguna imagen y herramientas prehistóricas. Encima el museo no esta en el pueblo, sino a 4 km. Si ya cuesta llegar a Loiyangalani, la caminata hasta el lugar te parece un chiste de mal gusto. Otra gran obra de la cooperación, alegremos nos todos juntos!! Segunda curiosidad: Supongo que es normal que en el lugar mas remoto en el que nunca he estado me encontrara la mesa de billar mas rara que nunca he visto...