17 d’oct. 2008

Zimbabwe, segundo asalto.

La segunda visita a Zimbabwe fue al cabo de una semana entrando por Francistown, Botswana. El plan era cruzar el país de punta a punta para llegar a Mozambique por el corredor de Beira y de allí bajar hasta Maputo. El trayecto por Zimbabwe son unos 850 km que queríamos hacer en dos días. Es de sobras conocido por todos la falta de combustible que tiene el país de manera que nosotros llenamos depósito justo antes de cruzar la frontera y llevábamos un bidón adicional en el maletero. Pese a eso, cuando llegamos a Bulawayo, segunda ciudad del país con un millón de habitantes, quisimos probar suerte y intentar repostar para no tener problemas.

Imposible. Lo máximo que encontramos fue una gasolinera con diésel (nuestro coche era gasolina) y mucho mercado negro (te esperan en las propias gasolineras) con precios doblados y gasolina de dudosa calidad, así que pasamos del tema. Durante el trayecto era habitual ver gasolinera abandonadas (en plan Mad Max) y en consecuencia pocos coches circulando. Deduzco que el suministro será aleatorio y esporádico y la gente lo aprovecha en la medida de lo posible. En consonancia el sistema de transporte público es un caos y de hecho en todas las poblaciones se veía a un montón de gente a pie de carretera esperando que algún sistema de locomoción les llevara a su destino.

La noche en ruta fue en el Great Zimbabwe Monument, unas ruinas de lo que fue una ciudad de unos 15.000 habitantes que incluye la construcción más grande de la antigüedad en el África subsaharina, un muro de unos 8 metros de altura y un radio de 50.

El susodicho muro, piedra tallada sin juntas amorteradas (ahí queda eso!)

La guía hablaba de un camping junto a las ruinas y un gran hotel cercano. Volvía a ser de noche y no se veía nada de manera que ver un cartel de hotel fue suficiente para que dejáramos la carretera y nos metiéramos en un empinado camino de tierra para ver si nos podían dar alguna indicación. Pocos metros más allá, en medio de la oscuridad, no parecia haber electricidad en el lugar, empezaron a surgir pequeñas edificaciones y un aparcamiento de coches. Del edificio principal surgieron dos siluetas sujetando una linterna haciéndonos señales. Yo salí del coche y a la pregunta de quiénes éramos solo se me ocurrió responder: “Somos turistas! Estamos perdidos!”. En ese momento me pareció de lo más ridículo que he dicho en mi vida…

Resultó que habíamos acabado en el hotel de lujo que señalaba la guía con unos precios teóricos de 180$ la noche. No nos costaba nada preguntar así que probamos suerte. Nos ofrecieron una modesta habitación triple por 30$. Estaba claro que tampoco les iba muy bien el negocio. Al igual que en las Victoria, les habían cortado la luz y solo contaban con unas cuentas velas y linternas, por otra banda su situación en medio de un país sin gasolina les hacia difícilmente accesibles.

Nos dijeron que tenían cena y cuando ya nos temíamos otro pollo con arroz nos sorprendieron con una carta variada. El comedor del hotel era bastante grande con unas 10 mesas y decoración de corte clásico. A falta de luz, habían distribuido estratégicamente unas cuantas velas para iluminar el ambiente. Un par de mesas más para allá se distinguía otro grupo de personas cenando en inquietante silencio sin que demostraran sentir nuestra presencia en ningún momento. La penuria que denotaba la falta de luz no parecía suficiente motivo para que las dueñas decidieran relajar la formalidad de trato de la que seguro el hotel en un reciente pasado se vanagloriaba. Tuvimos que vivir todo el protocolo de una cena de gala: servicio de los platos por la banda izquierda, espera del camarero a nuestra indicación de que podía marcharse, preguntas sobre la calidad del servicio en todo momento... Si todas estas cosas ya parecen de por si arcaicas imaginaros la pinta que tenían a la luz de las velas… parecía que habíamos retrocedido 200 años en el tiempo!

Después de cenar nos relajamos en los jardines del hotel riéndonos de toda la situación, celebrando poder dormir en ese lugar por 10$ por cabeza y contemplando un eclipse parcial de luna que la casualidad nos había regalado (y es que los eclipses siempre le traen a uno buenos recuerdos…).

El grupillo aventuro (dos templarios y la princesita) a la luz del eclipse y con 15 segundos de exposición.

Pasó la noche y a la mañana siguiente bastante temprano nos fuimos para el Great Zimbabwe Monument. Esta ciudad fue el centro de una importante civilización que ocupó territorios hasta el Índico y construyó destacables estructuras de piedra (sobretodo teniendo en cuenta que no conocían el mortero). Su existencia de hecho le ha proporcionado el nombre al país. Pese a esto y su alto valor histórico solo recibe unos dos coches de turistas al día tal y como nos explicó la guía que nos acompañó durante la visita.

Marta, la guía y yo sentados en el mismo lugar donde se situaba el rey durante las asambleas de la ciudad (los aires de grandeza en la nobleza son habituales, verdad?).

Paseo por los alrededores.

A parte de los dos complejos principales el lugar contaba con un pequeño museo donde se guardan los objetos de valor resultantes de las excavaciones realizadas. Cuando nos dijeron que la visita no era posible porque habían cortado la luz y el museo no disponía de entradas de luz natural les propusimos utilizar una linterna manual (tienes que darle vueltas a una manivela para que funcione) que teníamos en el coche de manera que podíamos hacer aunque fuera un vistazo general. En su interior como era de esperar había diversas piezas de artesanía, monedas, maquetas y cosas así. La guía nos daba rápidas indicaciones mientras duraba la luz (unos 15 segundos) tras los cuales yo tenia que darle a la manivela para recargar la linterna haciendo un ruido considerable. Realmente la visita a un museo mas surrealista que he hecho nunca...

Al fondo de la sala, protegida por una puerta acorazada estaba el plato fuerte del lugar: Si os fijáis en la bandera del país aparece una figura de un pájaro. Los dirigentes del lugar poseían una especie de cetro de piedra con un pájaro tallado en la parte superior. Hubo 8 cetros en total y el mejor tallado fue elegido como uno de los símbolos del país. En esa cámara acorazada se encontraban 5 cetros originales y otras 3 réplicas (los originales estaban en otros museos del mundo). De nuevo explicaciones cortas y ruido de linterna se intercalaban durante la visita. Imaginaros las joyas de la corona inglesa, o la constitución de Filadelfia de los EUA sin luz para ser visitadas, pues eso es algo parecido. La crisis es tal que no pueden mantener ni los símbolos del país...

Bandera de Zimbabwe.



15 d’oct. 2008

Blog Action Day 2008

Buenas, otra pausa...



Resulta que hoy es el Blog Action Day (me he enterado hace cosa de unos 15 minutos...), un proyecto para unir voces "on-line" contra las injusticias del mundo. En teoría yo ahora tendría que deciros alguna cosa al respecto (que si esto es una mierda o aquello no funciona...) pero tengo mucho curro y cualquiera de las últimas entradas hablará en algún o otro sentido en ese sentido ya que este blog a ido evolucionando de forma natural hacia cierto activismo, así que podéis elegir a voluntad (por desgracia las hay para todos los gustos...)

Agur!


10 d’oct. 2008

(Zimbabwe, paréntesis)

Antes de comentaros el segundo asalto os actualizo con el tema de la inflación, ya que he recibido un mail de un compañero de ESF que me parece suficiente explicito:

En agosto de 2007 el billete más grande era el de cien mil (100.000) equivalente a 0,20 €, En agosto de 2008 el billete mayor ya era el de cien mil millones (100.000.000.000) siendo su valor otra vez unos 0,20 € (entiendo porque nos regalaban los de un millón: no valían nada!!)

En ese momento el Banco de Zimbabwe quitó 10 ceros a los billetes y el mayor fue el de 500, que equivale a cinco billones (5.000.000.000.000).

Pues resulta que esta semana (dos meses y medio más tarde) el banco ya ha sacado el nuevo billete de 20.000, que son (a ver que lo calculo....) doscientos billones (200.000.000.000.000). Lo peor es que su valor no será mucho mas de 0,2 € de nuevo...

Uno se acaba mareando con tantos ceros!!

Ahora que lo pienso... el Banco de Zimbabwe acabará siendo la mayor editorial del mundo al ritmo que va!

En el siguiente post, segundo asalto a Zimbabwe!


8 d’oct. 2008

Zimbabwe, primer asalto.

La primera entrada al país fue por el norte, desde Kasane (Botswana) para recorrer 70 km y llegar a Victoria Falls (no se mataron mucho con el nombre) donde se ubican las cataratas más grandes del mundo. Para variar en este viaje, llegamos de noche a la ciudad después de todo un día conduciendo desde Nata y claro, sin luna trasera (ver dos posts anterior). El trayecto en su mayoría había transcurrido por rectas infinitas cruzando estepa y campos de girasoles quemados por el sol. Fue solo al llegar cerca de la frontera que el microclima creado por el rio Zambeze nos aportó palmeras y bosques que nuestra vista agradeció después de tanto clima árido botswano.




De ruta por Botswana.

Era tarde y no nos parecía excesivamente seguro circular por una ciudad que parecía desolada y oscura, ya que como el alumbrado público no funcionaba se hacia difícil distinguir a la poca gente que circulaba por las calles. Fue así que entramos en el primer lodge que vimos un poco céntrico y preguntamos al dueño si tenían zona de camping. “Claro que si, seguidme” fueron sus palabras. Empezamos a cruzar diferentes construcciones a modo de habitaciones aisladas y llegamos al parking trasero de coches. “Podéis acampar aquí” y nos señalo una pequeña zona de unos 4 m2 con césped delimitada por una valla de unos 20 cm de altura. En su interior crecían un par de plantas con grandes flores y se hallaba una enorme piedra con el nombre del lugar grabado. No había ninguna duda: eso no era la zona de acampada, era un jardín.

Ignacio y yo nos miramos y entendimos rápidamente que ese hombre estaba desesperado por conseguir que nos quedáramos allí. Evidentemente el hombre necesitaba turistas para que su negocio funcionara y dada la situación del país estos escaseaban enormemente.

“Mmmm… y no tienes cuartos?”

“Si, son 90$ cada habitación de dos”

“Vaya… es que somos 3 personas. No tendrás algún cuarto para 3?”

“Claro, os dejo 2 habitaciones por el precio de una”

“90$? Es que solo tenemos euros… cuanto costaría en euros?”

“Lo mismo, 90€”

“No puede ser… el cambio esta a 1,5!! Eso son 60€…”

“Ningún problema, 60€”

Y de esta manera el hombre solo hizo que darnos facilidades (llegamos a plantearnos de pedirlo la mano de su hermana…), lo que fuera antes de que nos marcháramos!

Tenéis cena? Claro! Acabó resultado un mas que modesto arroz blanco con pollo asado.

Tenéis Internet? Claro! Magnifica conexión telefónica de 56K (al menos no nos cobró por ella).

La luz del día siguiente nos ayudó a ver la situación con más claridad. Victoria Falls era una ciudad con un pasado glorioso gracias al turismo pero que sin él había entrado en decadencia. Por las noches cortaban agua y luz en toda la ciudad y tardaban en reponerlos por la mañana. De día locales cerrados, gente deambulando y un ambiente de ciudad fantasma, se vivían al circular por sus calles. Ese día, a modo de ejemplo, habría unos 30 turistas visitando el espectáculo natural (me creería que en su momento fueran más de 400) y encima muchos de ellos dormían en Livingston, Zambia a unos 7 km de allí, y entraban en Zimbabwe por la única razón que las vistas ahí son mucho mejores.

Yo en las Victoria. Esta foto fue el inicio de todo un cachondeo a partir de la expresión "los templarios, que buena gente" que hizo el viaje mucho más divertido (no intentéis entenderlo...).

Por cierto, aunque no tenga mucho que ver con la temática de este post os recomiendo enormemente que si visitáis este lugar, ya sea desde Zambia o Zimbabwe, y tenéis el valor suficiente (lo necesitareis) que hagáis el rafting del Zambeze. De los más grande que he vivido nunca!!

El rafting comienza aqui. Al pie de las cataratas!!

6 d’oct. 2008

Guia práctica de como cargarse un país.



En los años 80 a Zimbabwe no se le presentaban nada mal las cosas. Tras el proceso de independencia de turno, las primeras elecciones libres del país fueron ganadas contra todo pronóstico por un tal Robert Mugabe, maoísta de fuertes convicciones católicas, que resistió y venció al régimen de apartheid que existía en aquel entonces. Mugabe fue al principio uno de los símbolos más refulgentes del resurgir africano: derrotó el racismo institucionalizado y promovió ambiciosos planes de salud y educación hasta el punto que consiguió una de las tasas de alfabetización más altas de toda África. Pese a esto ya desde un inició protagonizó sanguinarios episodios como el pronto exterminio, en 1983, de miles de militantes de la organización rival en la lucha de liberación, cosa que ya presagiaban que el héroe encerraba también un tirano.


A primera vista uno diría que este hombre nunca ha roto un plato...

Pero el sr. Mugabe empezó a tener problemas… Ganar elecciones no era fácil y la manipulación empezó a ser habitual en los procesos electorales. En busca de popularidad que le mantuviera en el poder y queriendo satisfacer a aquellos que le rodeaban tomó una serie de decisiones que precipitaron las cosas.

En el año 2000 tuvo la brillante idea de proclamar a los blancos zimbawenses personas “non gratas”. Si bien es cierto que este colectivo concentraba muchos recursos y poder, era también el que dirigía las explotaciones agrícolas del país, una de sus principales riquezas. Se les expropió las tierras y se las repartieron entre amigos y influencias, quienes no supieron gestionarlas y las acabaron abandonando.

Paralelamente el país participó en la guerra contra la Republica Democrática del Congo entre 1998 y el 2002. El gobierno había creado un fondo monetario para los combatientes que acabó engrosando las cuentas de unos cuantos políticos. Cuando estos reclamaron su dinero amenazando de tomar las armas en caso contrario Mugabe vio la luz. La formula era simple. Hace falta dinero y yo soy el estado. Pues imprimo más dinero y todos contentos! Así fue como desde el 2002 Zimbabwe empezó a imprimir todo el dinero que creyó necesario con un resultado lógico: perdió valor.

Y es así como se ha llegado a la situación actual con un índice de inflación del 100.000% (en España ronda el 4% y ya se considera demasiado alta) y todo el país al borde del colapso...

Con estas inflaciones el país llegó a tener billetes de 1.000 millones! Desde el 1 de agosto han imprimido nuevos billetes a los que han sacado 10 ceros respecto los antiguos. Otra curiosidad es que los billetes que imprime el Banco de Zimbabwe tienen una validez de solo 6 meses. Después de eso es puro papel sin valor alguno (de hecho suelen serlo antes de los 6 meses...)

Con este panorama visitar Zimbabwe es algo que como mínimo debes plantearte seriamente si vale la pena. La gente pregunta a aquellos que hace poco que han estado por allí si es seguro, tiene medios o infraestructura mínima. Como la respuesta en todos los casos era positiva y hasta ese momento el Sr. Mugabe aún no había montado ningún pollo realmente grande (sin contar la manipulación de las recientes elecciones, prohibición de actuación de las ONG’s en el país y linchamiento arbitrario de los seguidores de la oposición claro…) decidimos seguir con lo planeado y asaltar el país en dos fases.

Fijaros bien en el símbolo de la bandera, uno de los próximos post hablará de él.

En las dos próxima entradas veremos que extrañas experiencias nos deparaba este peculiar país (las tengo casi acabadas de escribir, pero todo junto era muuuy largo y he preferido publicarlo en cómodos fascículos).

Hasta pronto!!!

(parte de los textos de este post están copiados de wikipedia y una noticia de “El País”.)