19 d’abr. 2010

África no cambia.

Un avión, un transfer, otro avión, visado, recoger maleta... Un desconocido: Taxi? Claro! El aeropuerto es luminoso, grande y sobretodo blanco. Supongo para que al menos la primera y la última impresión que tengas del país sea agradable. Salgo. Avanzo y descubro un pequeño y oscuro parking en medio de la negra noche. Esta casi vacío, apenas unos coches y unos taxis a la espera. Somos la atracción del momento, nos ayudan con las maletas. En algo parecido a un Renault 11 no cabe todo lo que llevamos. Cargo con mi mochila. Me subo delante. El cinturón de seguridad no abrocha. El taxista me mira y sonríe. El coche se mueve pero aun no ha arrancado el motor. Miro para atrás y veo tres personas empujando. Primera, contacto y golpe de gas. Pequeña sacudida y arranca el motor. El taxista me mira y sonríe. Llegamos a la taquilla del parking. El taxista coge la ventanilla con las dos manos y la empuja hacia abajo. Paga. Coge la ventanilla de nuevo y la vuelve a colocar en su posición inicial. Me mira y sonríe. No puedo evitar devolverle otra sonrisa.

La noche le sienta bien a Addis Ababa: no se ve más allá de la luz de los faros y las pocas farolas que funcionan. Hay pocos coches y menos gente. El hotel esta en el centro, en medio de un pequeño bosque. Camino particular. Botones. Habitación 230... en la primera planta? La puerta es difícil de abrir. Insisto. Se cae la llave. Otra vez. Ya estoy dentro. No hay agua caliente. Da lo mismo. Me meto en la cama y sonrío.

Echaba de menos estas cosas...


1 comentari:

Unknown ha dit...

Quan jo era petit feia "plànols" per urbanitzar Cornellà perquè em semblava desordenada. Ara que tot ja està urbanitzat busco racons que encara estiguin desordenats i sense urbanitzar, els miro i m'agraden.

Però entre poc i massa potser Africa ho trobaria excessiu.

Somriu. Bones festes !!!!